miércoles, 14 de febrero de 2018

Con charada





Celdas de tu piel pienso.
Mato a los orgullos
tiranos de las orugas. 
Te amo, mi amor, te amo.
Bajo las escaleras rodando
y soy capaz del egocidio.
Me estrello contra la ventana
enfrente de mi cama:
la luz de esta farola
sobre la tapia, se apaga
al pasar una libélula.
Cruza el aire la libélula
zumbando sobre la tapia,
tapadera hermosa.
En calzoncillos me pillas
esta noche que madrugas.
Tu olor a pan caliente
te delata desde el jardín,
y cuando cruzas como un hallazgo
el portal de mármol,
rozas las macetas
con las plantas más caras,
columnas de las que sospechas
y ascensores sonámbulos,
¿intervenidos por quién?,
en la médula de la casa que sostienes.
Me llegas, me llegas
como un suspiro-halago.
Tus labios me alumbran
el camino y me deslumbras
cuando llegan.
Te llevo a la cocina y adelgazas
para mí, solamente,
para comerme, para abolirme
como a un pedazo de vaca
guardado en la nevera
desde el atardecer, desde el rosicler.
Teje tu sueño junto al mío,
ganchillo de una sola mañana
clara como huevo blanco,
licor amargo suave.


#poemasdeamor

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